Contrario a la opinión de los posmodernos inquietos y nerviosos, pienso que continuamos inmersos en una "modernidad inconclusa", "insatisfecha", si bien esta desborda la acepción más restringida que J. Habernas confiere a tal expresión.
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| Interior del catálogo |
Cuando se proclama con altivez la muerte de lo moderno o, en todo caso, cuando nos invade la sensación de que se extingue, en este caso no se apagan, sin embargo, sus últimos resplandores. Ante tal deshaucio de lo moderno muy bien pudiera expresarse aquella y añorante metáfora. "El sol ya se ha puesto, pero el cielo de nuestra vida es calentado e iluminado todavía por él". Lo moderno "ha muerto" pero el cielo de nuestro arte todavía es calentado por él; en él perviven la vivacidad y la variedad de muchas de sus vitales alegrías".
Siento coincidir con este modo de ver, que admite la convivencia de unos y otros estilos como hijos salidos de la madre. Creo también coincidir con lo abigarrado y ecléctico del arte de este final de siglo. Encuentro entonces, un lugar en el camino de los aún modernos, que me alienta a seguir haciendo con la pasión y la libertad que caracteriza al creador, aún con las impurezas con que se tropiece en la búsqueda. Tal cantidad de piezas en pequeño formato, que ahora presento como parte reciente de mi obra, no es más que el deseo de expresarme, pienso, en forma eficaz y dentro de la austeridad en que vivimos. Que es vivir en Cuba en los años noventa.
